Esta vez me toca escribir desde la habitación de un hotel en la capital. Y es que venido acompañando a Madrid a un cliente en una importante visita de cara a su futuro más próximo.
Durante estos años, en nuestro camino al lado de numerosas empresas siempre hemos mantenido una fuerte implicación cuando los proyectos lo necesitaban y una fuerte orientación a las necesidades del cliente, tratando de ayudarle dentro de nuestras capacidades. Y no lo decimos solo nosotros. Lo dicen también los clientes que año tras año valoran este «intangible» como uno de nuestros elementos más destacables de nuestro servicio.
La soledad del empresario es una situación muy común que padecen muchas personas que ponen en marcha un proyecto, o incluso cuando este ya se encuentra asentado, pero el líder que esta detrás de este proyecto no se siente seguro para hablar con su pareja, familia, hijos, o compañeros de sus inquietudes.
Por eso, un asesor que sepa ganarse la confianza de un cliente para poder compartir con él y orientarle en los momentos de duda, genera un lazo difícilmente sustituible a corto plazo.
Estamos orgullosos de ello, de que compartan sus proyectos, su crecimiento y también que confíen en nosotros para buscar ayuda a problemas que sobrepasan una mera cuenta de resultados.